Mitos en el cielo

En memoria de este cambio de forma o metamorfosis suya, Zeus puso en el cielo una constelación que se llama Tauro

No hay un hecho histórico preciso que permita ubicar la primera vez que el hombre decidió formar figuras con las estrellas y así mapear lo que veía en el cielo; se cree que las constelaciones más antiguas fueron hechas para medir el tiempo y las estaciones y así poder navegar y cosechar con cierta orientación. Tampoco es posible determinar por qué o a quién se le ocurrió anclar a estas figuras historias que tuvieran cierto sustento en la cosmogonía de un grupo humano, pero lo cierto es que así fue. Muchas comunidades en todo el mundo trazaron formas reuniendo estrellas y construyeron así un acervo narrativo. Entre todos esos cúmulos de historias, tal vez las que se cuentan en la mitología griega son las más divulgadas, por lo menos en este lado del mundo. Las transformaciones de Zeus, amores condenados, hermanos inseparables y lecciones de justicia son el carácter que dieron los griegos al cielo estrellado.

Son muchos los libros que hacen un recuento de las constelaciones que armaron los griegos; Mitos en el cielo escrito por Tanuca Palomar e ilustrado por Samuel Castaño es una recopilación de tan solo un puñado de constelaciones entre las que están Orión, Escorpión, Cisne, Casiopea, Sagitario, Dragón, entre otras. Cada una viene con un relato mitológico de cómo fue su formación y también trae información relevante que ayuda a ubicarla en el cielo nocturno. Es un buen primer libro para empezar a familiarizarse con los relatos de las estrellas y también para reconocer la importancia de la observación astronómica en la historia del conocimiento y el misterio humano.

El libro está hecho con lecturas que hizo Palomar, que es doctora en Filología Clásica, a Homero, Hesiodo, Eratóstenes, Higinio y otros que los sucedieron y que tejieron con lecturas y relatos los mitos que conocemos hoy. Es un entramado juicioso pero también simple, con un lenguaje cercano y ayudas como un índice de personajes y mapas del cielo que facilitan una lectura física y de observación, una lectura que se puede seguir también mirando hacia arriba en las noches.

Cada página tiene ilustraciones de Samuel Castaño, que a través de carboncillo, lápices de color y la técnica del collage crea los personajes de las historias y los gestos que los llevaron a ser inmortalizados para siempre en la narración griega del cielo. Es un libro para detenerse y volver, para consultar cuando las noches libres de nubes y contaminación lumínica hacen posible la navegación y la unión entre puntos.

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