Desde la antigüedad de la especie humana y teniendo los cielos más despejados, libres de luz contaminante y puros en contemplación, la nebulosa de Orión ha despertado toda clase de mitos, historias e intentos de explicación. Catalogado como Messier 42, esta nebulosa es una genuina cuna de estrellas, el origen cósmico de un par de miles de estrellas jóvenes, infantes en escalas astronómicas que no sobrepasan los 100 millones de años de vida.