El universo en tu mano

No hay climatología que borre las cicatrices que surcan el terreno. Por todas partes se ven cráteres, recuerdos congelados en el tiempo lo que impactó en el pasado contra este suelo baldío.
Christophe Galfard sobre la Luna

Comienza así: “Imagina que te encuentras en una remota isla volcánica durante una calurosa y despejada noche de verano. Las aguas del océano que te rodea están tan calmas como las de un lago”. E inmediatamente asalta la pregunta: ¿cómo es que un libro sobre astronomía puede arrancar recreando un lugar así?, ¿cómo es que ante la premisa de ser un texto que resume, se empieza frente al agua terrestre y no, por ejemplo, sobre la superficie de Neptuno? Sin embargo no hay error, así empieza El universo en tu mano de Christophe Galfard y no podría ser de otra manera.

El título de este libro es bastante preciso, lo que hace Galfard es convertir al lector en un personaje que es capaz, sin abandonar su corporalidad, convertirse en viajero intergaláctico, espectador del inicio de la luz, partícula elemental, núcleo activo, observador total. Lo hace así para que sea el lector en su compromiso ficcional y usando su imaginación, quien se sitúe en medio de los escenarios que cree necesarios habitar para una comprensión más precisa del universo.

Este es un libro para quienes quieren acercarse a la astronomía y no saben por dónde empezar. Galfard sí sabe, comprende desde su oficio de físico y divulgador que hay que acudir metafóricamente a los lugares a los que se va a investigar y así utilizar los referentes que conocemos para explorarlos así sea únicamente con la mente. Bajo esta lógica el libro nos lleva por el big bang, la Luna, el Sol, el sistema solar, la galaxia, el muro del fin del universo, pero también a la escala de los átomos, los electrones, la antimateria, la materia oscura y otros. Es un viaje con muchísimas paradas y en el que hay que adoptar muchas formas para lograr esa comprensión inicial del universo.

El lenguaje usado por Galfard es simple. Con la metáfora del viaje, una única fórmula (E=mc2) y mucha claridad consigue que la matemática y la física necesarias para entender la astronomía aparezcan como algo cotidiano –que lo son–. Al terminar este texto se entiende que la Tierra y el resto del universo tiene escalas, composiciones, movimientos y fuerzas distintas que hace necesario una mirada con otros enfoques para comprender lo que sucede allí afuera. Pero también se esclarece que la vida y las distintas formas del conocimiento que hay aquí, son la que nos han ayudado a llegar a esta comprensión.

vista