Reseña
andrea.uribe

Una ballena es un país

A veces, cuando necesito tregua de las noticias desgarradoras y del pesimismo generalizado, pienso que todavía hay leones que atraviesan la sabana africana, tardígrados dormitando tranquilos en el musgo que cubre al mundo entero y ballenas inventando cantos que no llegarán jamás a nuestros oídos.

Debería ser de otra manera, pero estamos en un planeta donde los animales caminan de manera cotidiana hacia la extinción. Los ecosistemas que nos acogen ven desaparecer a sus habitantes; la sabana de Kenia, por ejemplo, no tendrá más a los rinocerontes blancos del norte impactar su suelo con sus más de cuatro toneladas gracias a la caza y los seres humanos nos comimos todas las palomas pasajeras que habían sin dejar ninguna. La contaminación también hizo que no pudiéramos ver más sapos dorados, delfines del río Yangtze ni mariposas blancas de Madeira. En una época así, destructiva por decir lo menos, ver un animal –cualquier cosa viva– debería ser siempre una sorpresa. 

En el libro Una ballena es un país, la poeta y editora mexicana Isabel Zapata mira a los animales –extintos, presentes, minúsculos y monumentales– así: como si fueran organismos sorprendentes, casi mágicos, como lo que son. La lectura de cada texto viene con la sensación de estar mirando el mundo y la configuración de este, pues las narraciones sobre cada especie parecen entregar el por qué el planeta es como es, como si las formas de las montañas, la profundidad del océano o la humedad o sequía de los entornos microscópicos estuvieran dispuestos de esa manera para poder que criaturas tan particulares puedan existir. No importa que sea al revés, no importa que el planeta fuera primero que la ballena.

Las historias sobre estos animales vienen en forma de poemas, pero también pueden verse como piezas de divulgación precisa escritas en verso. La belleza se construye a partir de datos que llevan a conocer a los animales y a las historias de los animales sin descuidar las emociones y sin apartar el relato de esta idea simple: hay que sentir maravilla cuando volvemos a pensar que la vida viene de tantas maneras.

El poema sobre los tardígrados, por ejemplo, titulado ‘Elogio a lo minúsculo’, no solo cuenta que tienen ocho patas, que necesitan el agua para vivir pero también habitan cierto limbo cuando están deshidratados, o que soportan escenario extremos; Isabel también se preocupa por dejar claro que esta especie está ahí entre esas palabras para decir que lo minúsculo siempre se resiste y que entonces no es extraño que un diminuto oso de agua pueda ser –casi– indestructible.

Una ballena es un país
Isabel Zapata
Editorial Almadía
96 páginas

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